El sistema radicular es una de las partes más importantes de la planta; ayuda a su anclaje en el suelo o sustrato, a la absorción de agua y nutrientes, y al almacenamiento de los mismos.
El funcionamiento de la raíz resulta ser el factor limitante para la producción en muchas situaciones, y se calcula que alrededor del 80% de la energía consumida por la planta va destinada al desarrollo radicular.
Los 4 parámetros principales a tener en cuenta para optimizar el funcionamiento de la raíz son:
- La evolución diaria de la energía empleada.
- El ratio de respiración de las raíces, tanto en condiciones normales, como sobre todo en condiciones salinas.
- La absorción de agua y nutrientes.
- La capacidad de transferencia y almacenamiento de metabolitos.
En el entorno radicular de la planta, tanto el exceso de dióxido de carbono (CO2) como la deficiencia de oxígeno (O2), puede reducir especialmente la actividad radicular, lo que haría que la absorción de agua y nutrientes pueda verse reducida. Y si la planta carece de agua y/o nutrientes, asignará una mayor cantidad de energía a la producción de más pelos radiculares para conseguir que el sistema radicular transporte lo que la planta necesite. Visto de otra manera; a medida que el medio o sustrato se seque, las raíces buscarán más agua y producirán más pelos radiculares.
Un sistema radicular convenientemente desarrollado, además, contribuye a mantener el suelo más poroso (mayor cantidad de micro y macroporos) si es demasiado compacto, cohesionando las partículas y favoreciendo una distribución más uniforme del agua.
Igual de importante es el área activa de absorción, la cual se sitúa entre 1-2 mm tras el ápice de la raíz. Las zonas con las raíces más jóvenes pero consolidadas, aún tienen capacidad de absorción de nutrientes y además sirven de soporte para los pelos absorbentes, por lo que son las más efectivas en la provisión y transporte de nutrientes.
Todos estos datos justifican la necesidad de mantener una adecuada relación aire/agua en el entorno radicular, y la importancia que tiene el mantenimiento de una raíz permanentemente activa, con desarrollo continuo de raíces jóvenes, y con un desarrollo permanente de pelos absorbentes.
Para aumentar potencialmente la eficiencia productiva, y facilitar el aporte de agua y nutrientes a la planta, es recomendable la fertirrigación. Así se consigue, gracias a la multi-inyección, que la planta gaste menos energía en producir raíces y utilice dicha energía en desarrollar la parte de interés económico; ya sea el fruto, las hojas en el caso de la lechuga, o flores en el mercado de flor cortada.