El cultivo de aguacate es originario de Mesoamérica, en concreto entre las zonas altas del sur de México, y el norte de Guatemala. Se cree que los aguacates comenzaron a ser cultivados para consumo humano alrededor de hace 5.000 años, con la variedad Persea Americana.
La producción del cultivo de aguacate entre los años 2015 y 2019 aumentó en un 34,83%. Según datos de la FAO, la producción de aguacate en ese último año fue de 7.179.689 de toneladas en una extensión de 726.660 ya cultivadas.
El consumo per cápita de aguacate en Europa supera el kilo por persona/año mientras que los países con mayor tradición de consumo alcanzan los 5 kg por persona/año.
El aguacate es una de las frutas con mayor contenido proteico. Además, es una gran fuente de potasio (60% mayor contenido que el plátano) y su cantidad de sodio es bastante baja.
Las vitaminas también están presentes en este alimento, las principales son las vitaminas E y C, además también las vitaminas B, A y el ácido fólico están presentes pero en menor cantidad.
Los parámetros edafológicos y ambientales del cultivo de aguacate son:
- Textura ligera, profunda y bien drenados (evitar enfermedades y asfixia radicular).
- pH suelo: 5, 5-6, 5
- CE suelo: 0,9-1,2 dS/m
- Pendiente máxima del 30%
- Temperatura óptima: 25ºC (puede variar en función de la especie).
- Humedad relativa: 60-70%
- Fotoperiodo: 11-12 h/día (puede variar en función de la especie).
El aguacate presenta un sistema radicular poco profundo y la absorción del agua y nutrientes se realiza por los extremos radiculares ya que posee pocos pelos absorbentes, esto hace que sea un cultivo muy sensible al exceso de humedad en el suelo.
Los riegos con abundante volumen pueden provocar asfixia radicular y la aparición de hongos y enfermedades. Por lo que lo recomendable en estos cultivos son los riegos frecuentes y de menos caudal para generar un bulbo húmedo extenso y poco profundo.