El uso de las nuevas tecnologías y las oportunidades que esta ofrece, ayuda a la agricultura en el proceso de adaptación a las nuevas exigencias de comercialización, venta y rentabilidad del cultivo.
La revolución tecnológica y digital que está transformando la agricultura y sus procesos ayuda a conseguir un rendimiento óptimo de la producción, que, si bien tradicionalmente se calculaba en cantidad de producto o kilogramos obtenidos por hectárea, en la actualidad, los rendimientos han pasado a calcularse en cantidad de dinero producido por hectárea.
Además de aplicar buenas prácticas de cultivo eficiente, como por ejemplo con una mayor calidad de semillas, o de abaratar costes de producción con la asociación entre agricultores, el cambio tecnológico es imprescindible para conseguir dicha rentabilidad. Con el uso de las nuevas tecnologías aplicadas a la agricultura se permite:
- Mayor eficiencia en el uso de recursos escasos, como el agua o la energía.
- Reducción de la contaminación medioambiental.
- Mejora la rentabilidad de la actividad agrícola, produciendo alimentos de mayor calidad, más saludables y orientados a los gustos y preferencias de los consumidores.
- Asesoramiento en la gestión más eficiente en riego, clima y fertilización.
- Monitorización de cultivos desde drones, satélites o sensores de campo.
- Generar previsiones de cosecha, o probabilidad de incidencia de plagas.