El origen del olivo (Olea europaea) procede de la cuenca del Mediterráneo, donde las condiciones de clima subtropical seco, elevada intensidad lumínica y suelos bien aireados son óptimas para los requerimientos de este cultivo.
El olivo es uno de los cultivos más generalizados en la Cuenca del Mediterráneo, siendo España (34% de la producción mundial), Italia (13%), Grecia (11,5%), Turquía (8,5%) y Marruecos (7%) los países con mayor producción respectivamente y además representando en torno al 75% de la producción mundial. Según los datos obtenidos por la FAO, la producción y el área cosechada se ha mantenido estable durante los últimos años, aumentando la producción un 7% y disminuyendo el área cosechada en un 4,5%.
Sobre el cultivo del olivo, los requerimientos edafoclimáticos son los siguientes:
- Sensibilidad media a las heladas (-7ºC)
- Temperatura mínima a 7ºC
- Temperatura óptima 15-20ºC
- Temperatura máxima 40ºC
- Horas de Frío 500-800 horas
- Textura suelo: Franco, franco limosas, franco arcillosas y franco arcillo limosas
Un modelo de cultivo empleado por el olivo es la producción superintensiva, la característica más destacada de este sistema es la alta densidad de planta por hectárea, (unas 1.800 plantas de media): es un sistema de cultivo que busca mejorar el rendimiento de cosecha, la disminución de mano de obra gracias a la mecanización, además genera ahorro del agua y el fertilizante y mejora la calidad del aceite obtenido.